Jujuy es una provincia que, por estar ubicada al límite norte de nuestro país, recibe muchos inmigrantes, sobre todo bolivianos, pero también paraguayos, peruanos, venezolanos y colombianos, que se quedan en busca de trabajo, entran y salen por el mismo trabajo o van de paso.
Con la llegada del COVID19, los más pobres, los que viven al día, tuvieron que quedarse encerrados en sus casas y no la pasaron nada bien. Tampoco estos inmigrantes que no tenían casa y no podían encerrarse en ningún lado.
Los misioneros, coordinando con el Municipio, se esforzaron por darles alimento, techo y elementos de higiene y protección. Pero muchos otros en la provincia no actuaron de la misma manera. Muchas niñas y muchos niños, con sus familias, no fueron tratados como hermanos. Se los discriminó por miedo al contagio y se los culpó de transportar el virus.
Lo mismo pasó en Bolivia con algunas familias argentinas que por allí andaban. Muchos de estos migrantes sufrieron hambre y deshidratación por falta de agua y los misioneros hicieron y continúan haciendo todo lo que está a su alcance para aliviarlos mientras la Pandemia, aun cuando la ola de contagios parece haberse calmado y se espera la vacunación masiva, continúa su curso. Igual que la indiferencia y la falta de fraternidad que ella ha desnudado.
PARA SABER MÁS
Releé atentamente la noticia y averiguá el significado de estas palabras:
MIGRANTES-INMIGRANTES-EMIGRANTES
DISCRIMINACIÓN
VULNERABLES
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Leé Juan 15, 12-17
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