Cuando Ian y Catriel supieron que su inseparable amigo Agustín padecía una enfermedad que le dificultaba caminar y que, para ayudarlo, se necesitaba un tratamiento que sus padres no podían cubrir, acudieron a su propia familia y pusieron en marcha una idea sensacional.
La venta de pollos no parecía un plan imposible y lo pudieron concretar para que Araceli y Eduardo, los papás de Agustín, puedan costear las valvas ortopédicas que ayudarían a su amigo a volver a caminar con normalidad.
Compañeros de la Escuela n⁰76 de Santa Elena, y de tantos partiditos de fútbol con sueños de campeón, su iniciativa fue acompañada por toda la comunidad y por sus respectivas familias: aprovechando el fin de semana largo de octubre organizaron en el Club Martín García una venta de pollos a las brasas que les permitió recaudar un valioso aporte de dinero y entregarlo a los padres de su amigo como un gesto incalculable de solidaridad. Un gesto que, sin duda, ni Agustín ni sus padres olvidarán jamás.
Fuente: Infobae