ACTIVIDADES
Lean los siguientes textos extraídos de CUIDEMOS LA VIDA 5 (PROYECTO TEKORA) y respondan a las siguientes consignas:
a) SOY EL GUARDIÁN DEL FUEGO
¿Te animás a convertirte por un rato en el PERSONAJE FUEGO? Aprendé el siguiente texto e interpretalo.
Con la ayuda de sus maestros y profesores pueden grabarlo y ponerle imágenes para hacer un hermoso video.
Soy luz, calor, energía. Estoy en el cielo y también en lo más profundo de la Tierra.
En el cielo me llaman Sol. ¡Soy una estrella! Y aunque no de las más grandesni de las más brillantes, mis rayos de luz y calor hacen posible la vida en este planeta.
Transformo todas las cosas que toco: las plantas absorben mi luz y la convierten en hojas, flores y frutos y en alimento para todas las criaturas. Y por la danza de la Tierra, que gira a mi alrededor, existen el Día y la Noche y las cuatro estaciones.
La Tierra disfruta de la primavera y el verano cuando estoy más cerca y me extraña en el otoño y el invierno, cuando me alejo...
Dicen algunos sabios que, si la Tierra estuviera un poquito más lejos del Sol en el que habito, sería un planeta de hielo, y un poquito más cerca, un desierto al rojo vivo.
¿Y qué sería de la Luna si el Sol no la iluminara?....
Como Fuego, aquí en la Tierra, algunos me admiran porque soy fuerte y hermoso.
¿Quién puede resistirse al embrujo de mis llamas, de mis chispas, que vuelan en la oscuridad, de mis colores, que cambian del rojo, al amarillo, al naranja?…
Lo cierto es que, donde voy, no puedo pasar desapercibido. Invito a las mujeres y a los hombres a juntarse, a tejer historias, a compartir sus alimentos, a reponerse del cansancio del viaje, a soltar sus alegrías y sus penas….
En las noches frías, a la luz de mis fogatas, los seres humanos abren sus corazones a la hermandad, a la amistad, al amor… Y Dios les ha hablado a través mío en más de una ocasión…
b) EL BOSQUE ESTÁ EN PELIGRO
Lean el siguiente relato en grupo y escriban: a) ¿De qué trata? b) ¿Quiénes son los protagonistas? c) ¿Qué gestos y reflexiones se relacionan con el tema del uso del fuego y el cuidado de la Creación?
–¡Cantemos otra canción! –pidió Lucia.
–¡Sí! Una que sepamos todos –corearon los demás.
–Bueno. Pero la última, que mañana tenemos varias horas de caminata por delante. Y, si no salimos temprano, no llegamos al refugio de día –contestó Pablo, el que tocaba la guitarra.
–Yo no lo hubiera dicho mejor –agregó el Guardián del Fuego, que guiaba a los chicos en su ascenso a la montaña y quería que todo saliera según lo planeado.
–Nunca me canso de mirar el fuego… –dijo Mariana en voz baja–. Que estemos así todos juntos alrededor de la fogata… ¡es tan hermoso! ¿Vieron los colores del fuego? Se mueve como si bailara…
–Es cierto, Mariana. Pero, ¡ojo! que también es un gran peligro si no se lo sabe usar… Sobre todo aquí en el bosque y en esta época del año. Los veranos son muy secos y la resina de los pinos, las piñas, las ramas y las hojas caídas se prenden rápido. Así que un pequeño descuido, una chispa, un poco de viento, pueden generar un desastre. Una vez que el fuego se desata es casi imposible detenerlo –sentenció el Guardián del Fuego.
–¡Pero nosotros fuimos muy cuidadosos! –exclamaron varios al unísono.
–Sí, sí, lo sé y me siento muy orgulloso de ustedes –concedió el Guardián.
–A pesar de eso, todos los veranos los incendios en el parque se repiten – reflexionó Lucía.
Después, tocaron no una sino dos canciones, dieron gracias a Dios por todo lo vivido y cayeron, desmayados de cansancio, en sus bolsas de dormir.
A la mañana siguiente, estuvieron enseguida todos listos para la trepada. Y nadie diría que un grupo de niños había pasado todo un día y una noche allí.
Recogieron la basura, la depositaron en una bolsa para tirarla cuando bajaran, juntaron incluso la que no era de ellos; ni un papelito dejaron…
Pasadas varias horas de caminata, hicieron un pequeño descanso y contemplaron el sendero que habían andado. Mientras disfrutaban el horizonte imponente de montañas gigantes y picos nevados sembrados aquí y allá de lagos y bosques frondosos, vieron de repente un humo blanco tiznado de vetas marrones que se elevaba hacia el cielo.
–¿Qué es eso? –preguntó Pablo un poco alarmado.
–¿No es por donde acampamos?
–Eso es un incendio. Y, por la dirección del viento, se está expandiendo hacia el bosque –le contestó el Guardián con la preocupación pintada en el rostro.
Todos se miraron. Habían tenido mucho cuidado al hacer el fuego. Habían seguido al pie de la letra las indicaciones del Guardián. Habían cavado alrededor antes de preparar la fogata y colocado piedras grandes para contener el fuego y protegerlo del viento…
–¿Vos tiraste agua sobre las brasas antes de irnos? –consultó el Guardián a Pablo.
–¡Sí! Por supuesto! Casi un bidón lleno con agua del lago. No quedaba ni un rescoldo encendido, ni una brasita, nada.
–Te creo. Sigamos adelante.
Allí sabremos….
RECORDATORIO
Recuerden
El fuego, además de energía en forma de luz y calor, también despide un humo (monóxido de carbono) que es muy dañino para la salud y puede matarnos. Eso es lo que les pasa en los incendios a las personas que inhalan mucho monóxido de carbono cuando no son rescatadas a tiempo.
El fuego nos enseña que podemos aprender a manejar nuestros “poderes” –capacidades, talentos, dones– a favor de la vida. Que para eso nos han sido dados.
Y que vale la pena intentarlo, porque –como Familia de Dios, como Comunidad– tenemos en nosotros la fuerza del Espíritu de Dios para transformar la realidad.
El manejo del Fuego nos confronta con dos palabras: el cuidado y la responsabilidad.
La responsabilidad es una conducta que tiene que ver con elegir/decidir hacer algo y hacernos cargo de las consecuencias de nuestras acciones.
Si no usamos el fuego como corresponde podemos, desde lastimarnos y ponernos en situación de peligro nosotros mismos hasta poner en riesgo a otras personas, seres vivos, el ambiente y cosas.
Los incendios que arrasan áreas naturales en las que viven pueblos originarios, y también grupos empresarios que se dedican a la agricultura sin cuidar la tierra –atentos solo a la ganancia que les deja–, los presionan y los destierran de allí. Les quitan sus lugares, su cultura, su modo de supervivencia.
Y dejan lo que queda de los bosques y la tierra fértil sin custodia. Porque son los pueblos originarios quienes, desde siempre, mejor cuidan, aman y respetan la tierra.